Conchita me
coge la mano con fuerza, llora y me suplica que la saque de la estancia, es una
dama de pequeña estatura y frágil, pero su mano aprieta la mía con fuerza,
intento tranquilizarla para que se quede en el sillón y espere la llegada de la
enfermera pero insiste en salir de la estancia, no me queda mas remedio que
levantarla y acompañarla hacia el patio, siento infinita ternura hacia ella e
igualmente una infinita tristeza.
Soy voluntario
y dedico parte de mi tiempo al acompañamiento de personas que padecen Alzhéimer,
enfermedad silenciosa y terrible que dinamita la memoria para dejarte sin
recuerdos….sin pasado.